MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
La eliminación gradual de la tecnología de los motores de combustión interna para el año 2035 supondría que alrededor de unos 501.000 empleos de proveedores de automoción que fabrican componentes de estos sistemas que se queden obsoletos, según un estudio de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa).
El informe, encargado a PwC, pronostica que, de ese medio millón de empleos, el 70% (359.000 personas) probablemente se perderá en el período de 2030 a 2035, lo cual destaca el limitado plazo existente para gestionar las repercusiones sociales y económicas.
En este sentido, corrobora que las oportunidades del vehículo eléctrico dependen del establecimiento de una amplia cadena de suministro de baterías en la UE, cuyo momento y probabilidad aún son inciertos.
Los países de Europa Occidental parecen estar mejor situados para ser bastiones en la producción de sistemas de propulsión de vehículos eléctricos, mientras que el empleo en los países de Europa Central y Oriental seguirá dependiendo en gran medida del motor de combustión interna.
En España, según el director general de la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto), José Portilla, el sector de componentes da empleo de calidad y estable a 225.000 personas de forma directa, de las cuales 72.000 están relacionados con el sistema de propulsión de motor de combustión interna.
Este estudio constata que hasta 70.000 millones de euros (70%) de la creación de valor relacionada con los sistemas de propulsión eléctricos estarán vinculados al procesamiento de materiales de baterías, la producción de celdas de batería y módulos de celdas, y el ensamblaje de sistemas de baterías.
Los 226.000 nuevos puestos de trabajo previstos en la producción de sistemas de propulsión de eléctricos, asumiendo una cadena de baterías de la UE, suponen una pérdida neta de 275.000 puestosde trabajo (-43% empleos) proyectados de aquí a 2040.
Así, al complementar la electrificación, se concluye que un enfoque de tecnología mixta que permita el uso de combustibles renovables podría conseguir una reducción del 50% de dióxido de carbono (CO2) para 2030, a la vez que mantiene los empleos y crea valor agregado.
“Las innovaciones de los proveedores de automoción han hecho que la movilidad eléctrica sea cada vez más accesible para los consumidores y un instrumento fundamental para cumplir los objetivos de reducción de emisiones”, ha comentado la secretaria general de Clepa, Sigrid de Vries.
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